Lo mejor de 2011

La necesidad de hacer listas es una afición inherente a la condición de crítico, nos atreveríamos a decir que cualquier cinéfilo o melómano siente un irracional impulso ante la posibilidad de hacer listas o rankings. Cada año que termina brinda, a revistas y medios especializados, la posibilidad de hacer un top. Siempre entendido como algo excepcional, de lo contrario, no seríamos Revista Magnolia seríamos la RollingStone. 

En la siguiente lista hacemos un repaso de lo que Revista Magnolia considera lo mejor del pasado año 2011. La redacción ha elaborado el ranking considerando todos aquellos films que fueron estrenados comercialmente en España durante el pasado año, la suma de los votos individuales de cada redactor ha dado como resultado Lo mejor de 2011. También puedes consultar el top de cine español.

Revista Magnolia

Uno de los aspectos más geniales del guión de Drive, cinta revelación del año dirigida por Nicolas Winding Refn y basada en la novela de James Sallis del mismo título, es que en ningún momento se nos desvela el nombre de su protagonista (el del actor lo conocemos, un Ryan Gosling glorioso). Es un héroe anónimo: especialista de cine por el día, dedica sus noches a transportar a delincuentes de poca monta a lugares seguros después de que cometan sus robos. Hay en “Drive” un reconocido homenaje a las cintas de acción de los ochenta, en las que los actos contaban más que los diálogos. Pero como en The Artist, el homenaje no se queda en vaga pleitesía, sino que traspasa la poderosa frontera que es la nostalgia y brinda al espectador que se acerca cauteloso un sensacional ejercicio de cine de género sobre este solitario vaquero posmoderno, héroe y forajido a partes iguales.

Pablo Vigar

El fin del mundo hace tiempo que viene amenazando nuestra (no) pacífica existencia en este mundo: ya sea por meteoritos, calentamientos globales varios, propia estupidez humana o conflictos intergalácticos. Pero el día del Juicio Final observado desde el objetivo de Lars Von Trier (que aunque alejado ya del movimiento Dogma se siente terriblemente cercano a él), prometía ofrecer algo radicalmente diferente. Y el resultado no podía ser más atípico y brillante: dividida en dos mitades, cada una contada desde la óptica de una hermana (Kirsten Dunst y Charlotte Gainsbourg, excelentes ambas), ‘Melancholia’ nos destroza en los primeros (y bellísimos) minutos cualquier posibilidad de intriga sobre el devenir último del filme, para dar paso a lo que de verdad importa al controvertido director: la historia, los recelos, las envidias, la confrontación, en definitiva, de dos hermanas que se saben indefensas, que no frágiles, ante tan hermoso y letal espectáculo de bajada de telón.

Pablo Vigar

Los hermanos Dardene nos regalan una obra maestra del realismo social con un adolescente conflictivo como protagonista. Cine social alejado del maniqueísmo y el simplismo tan propio de este género. En el film no hay moralina, ni mensajes izquierdistas, tan solo la profundidad de una historia contada con la parsimonia y el buen hacer de los belgas. Unos personajes profundos, creíbles y bien construidos que nos arrastran a través de su sencillez y su integridad moral hasta el camino de la redención que nos reconcilia con la humanidad.

Gonzalo Ballesteros

Roman Polanski regresa con Un Dios salvaje una historia que se desarrolla en tiempo real y dónde el director da un magisterio en dirección de actores (por cierto, un elenco soberbio). Polanski se desenvuelve libre dentro de un apartamento que funciona como cárcel para los protagonistas, situación espejo de El ángel exterminador (1962) de Buñuel. Obra con la que comparte no sólo el surrealismo que justifica la limitación de movimientos, sino también, el demoledor ataque a la sociedad burguesa. Un auténtico exterminio de las convenciones sociales de la clase media acomodada.

Gonzalo Ballesteros

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Hacer buen cine de entretenimiento parece delito en los tiempos que corren de posturas impostadas e impostores con portadas. Para muchos, con esta película Michel Gondry pasó de ser un artista a ser un vendido a la industria, pero nada más lejos de la realidad, el francés sigue siendo el mismo artista juguetón y revolucionario de sus mejores videoclips. Porque The Green Hornet es puro cine de 2011, un vehículo posmoderno de acción y diversión en el que Gondry disfruta quitando caretas con su imaginación desbordante al servicio de una comedia de Apatow embutida en un traje de superhéroe poco convencional. Seth Rogen, como exponente de la Nueva Comedia Americana, protagoniza y firma un guión más inteligente de lo que parece, adaptando el personaje original a la época actual en todo su contexto, tanto audiovisual como social, compensando los trazos de humor grueso y acción con un trasfondo agudo sobre la corrupción más certero que muchas otras películas con las crisis de telón de fondo. Para recordar, esa narración en multipantalla que se inventa Gondry en una secuencia clave, y la divertida maldad del personaje de Christoph Waltz, casi tan grande como sus problemas para pronunciar correctamente.

Antonio M. Arenas

Los hermanos Coen deconstruyen el western para buscar su esencia, la suya y la del propio genero. Y lo hacen en torno a la figura icónica encarnada por Jeff Bridges, con el parche que llevaba John Wayne en la anterior adaptación cinematográfica en el otro ojo, desvelando pronto sus intenciones de no realizar un mero remake, que no lo es, sino una obra propia y emocionante que busca la belleza perdida del lejano oeste como un cansado caballo que busca refugio tras una larga travesía en plena noche.

Antonio M. Arenas

Junto con El discurso del Rey (2010), la película que regaló las interpretaciones más potentes la pasada edición de los Oscar. No en vano dos de sus actores secundarios obtuvieron la preciada estatuilla: Melissa Leo en su doble papel de posesiva madre-manager del extrarradio y Christian Bale en una casi milagrosa caracterización como Dicky Ward, el exboxeador de éxito que alterna los viajes que le proporciona el crack con el entrenamiento de su hermano Micky Ward, la eterna promesa a la sombra de su hermano. Mark Whalberg produce y protagoniza una pequeña gran película de David O. Russell en la que conviene destacar la brillante reproducción de los combates en los que el espectador parece estar viendo la retransmisión televisiva en vivo, con el plus de verosimilitud que supone. Los hermanos Ward antes de subir al ring y cantando “Here i go again” de Whitesnake es para nosotros, uno de los momentos cinematográficos del pasado año.

Pedro Villena

El cine no está para dar respuestas, sino para lanzar preguntas lo más altas y hondas posibles. Terrence Malick traza un cuadro imposible sobre lo divino y lo humano, repleto de imágenes bellísimas e inolvidables. Emociona por su fragilidad, como la nuestra, deslumbran una banda sonora que nos eleva el alma y su montaje, que al mismo tiempo nos hace tan pequeños en el universo. Nos duele la vida, porque se nos escapa, pero ahora tenemos donde guardarla. Un monumento cinematográfico del que solo hemos visto un esbozo, la probable futura edición de un montaje de seis horas amplia los horizontes de esta obra gigante que, aunque seguirá sin resolvernos el sentido de la vida, volverá a hacernos sentir tan vivos e indefensos a la vez ante el misterio de nuestra propia existencia.

Antonio M. Arenas

Michel Hazanavicius ha filmado esta carta de amor al cine llamada The Artist. Obra con multitud de referencias que harán las delicias de los cinéfilos, y que el director, logra salvar del más que posible pastiche gracias a unas licencias propias de un eclecticismo posmoderno. En esta historia acerca del hundimiento de un actor de cine mudo incapaz de adaptarse al cine sonoro, subyace la idea de la crisis como motor del cambio y supone una llamada de atención, por parte del director francés, al cine en general y a Hollywood en particular, donde recuerda que no hay que olvidar lo esencial: contar historias.

Gonzalo Ballesteros

Cuenta Darren Aronofski que ideó en principio contar la historia de amor entre un luchador y una bailarina. Contraponer dos mundos tan diferentes como complejos. La forma más elevada de arte cara a cara contra la más inferior, si es que siquiera se considera como tal. Finalmente, decidió que las historias recorrerían caminos paralelos pero no convergentes. La frágil bailarina ya no caería rendida a los fornidos brazos del hercúleo luchador. Mickey Rourke, en El luchador (2008), tuvo su vuelta de entrada al ruedo por la puerta grande en una obra notable engrandecida por su composición de Randy ‘The Ram’ . Y Natalie Portman asombró y hechizó al mundo como cisne, en una cinta inquietante, perturbadora y tenebrosa, rodada con pulso y genio. Sencillamente, una obra maestra.

Pablo Vigar

Otra “master class” del genio neoyorquino. La imaginación desbordante de Woody Allen nos invita esta vez a viajar en el tiempo de la mano del siempre infravalorado Owen Wilson, cuya crisis existencial y marital le confiere el don de romper las barreras del espacio-tiempo y visitar el tiempo en el que vivieron sus ídolos literarios y artísticos. La imaginativa trama de Midnight in Paris recuerda al de La Rosa Púrpura del Cairo (1985), o Zelig (1983), donde era capaz contar un cuento fantástico sin desmedidos alardes técnicos.

Pedro Villena

 

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