Stopped on Track

No hay poesía

La semana pasada se celebró en Madrid el 14 Festival de Cine Alemán donde el director Andreas Dresen era objeto de una retrospectiva de su obra. Coincidiendo con esto, se estrena en España su película Stopped on Track (2011) que ganó el premio a Mejor Película (ex-aequo) en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes 2011. Una durísima película la de Dresen que aborda la temática de la muerte a través de un un padre de familia al que se le diagnostica un tumor cerebral, pronosticándole un par de meses de esperanza de vida.

Nos podemos remitir a multitud de películas que narran los últimos días de una persona, la muerte es un tema recurrente y no exento de polémica, uno de los grandes temas del cine. El problema, en muchas ocasiones es que el enfoque de un tema tan sensible discurre entre la banalidad y la pornografía emocional y es más complicado encontrarse películas honestas. Stopped on track es una de ellas, el director alemán apuesta por exhibir el deterioro del protagonista desde que es diagnosticado hasta el inevitable desenlace, con una fidelidad documental y la crudeza que supone no ahorrarse ningún detalle. A diferencia de otro de los films del reducido grupo de los honestos, como es Mi vida sin mi (Isabel Coixet, 2003), aquí no hay espacio para la belleza estética o para abordar los contornos poéticos de la muerte; la muerte es cruda, la muerte es complicada y lo peor es que es inevitable.

Así lo entiende Dresen que elige la cámara al hombro y un realismo estético decidido y acertado, intercala secuencias grabadas con el móvil del protagonista para ahondar en su punto de vista, mostrar un aspecto más personal; pero sin renunciar al realismo que impera en el film, todo lo contrario, lo acentúa. Si bien es cierto, que saltándose esta línea hiperrealista, el director se permite la licencia de introducir varios recursos narrativos que rompen la hegemonía de la película. Entre estos, la personificación del cáncer en un hombre de mediana edad que otorga entrevistas en la televisión o se cuela en la cama del enfermo cuando está postrado. Momentos en el que el film se evade de la realidad mediante figuras literarias dando un respiro al espectador pero sin deslegitimar el conjunto ni entenderse impostados.

Desgraciadamente, la trama que desarrolla la película es más común de lo que desearíamos y a muchos espectadores les resultara familiar. Stopped on track aborda la muerte con rigor cinematográfico, evitando el efectismo y trabajando un catálogo de sentimientos que renuncian al sentimentalismo. Un film sincero y honesto, dónde la muerte consume la vida y la vida supera a la muerte. Es un trago amargo porque la muerte es dura, no hay poesía en la muerte.

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