Lo mejor de 2012

El año 2012 nos devolvió con César debe Morir a los mejores hermanos Taviani y su representación shakesperiana dentro las paredes de una cárcel romana; Ozon impulsó nuestro afán por ver, leer y contar historias gracias a En la casa, aunque cobren vida propia y nos enamoremos de ellas como de Ruby Sparks; desde Grecia asomaban en Alps los picos de la crisis de Europa, una crisis probablemente más ética y de valores que económica; recuperamos el cine found footage para la causa con dos films tan estimulantes como Chronicle y Project X; viajamos de la mano de Herzog a La cueva de los sueños olvidados para recordar que el arte ya existía en 3D hace miles de años, y sin gafas; Los Vengadores, Piratas y El Dictador se unieron para darle humor a un cine político, de animación y de superhéroes que se merecía una alegría, vaya que lo que dijeran los mayas fuera verdad; certeros, en cambio, fueron los retratos de América en J. Edgar, Red State, Moneyball y Magic Mike; para arreglarlo, se intentó salvar el futuro viajando en el tiempo con Looper, pero las Cumbres Borrascosas de Andrea Arnold hicieron que incluso el Fausto de Sokurov bajara al infierno a lomos de El caballo de Turín; por lo que pudiera pasar; tanto miedo cundía que hasta Takeshi Kitano y The Muppets regresaron a su hogar, con nosotros.

Todas estas películas, y tantas otras más estrenadas comercialmente en España el año pasado, no han llegado a entrar en nuestra lista de lo mejor de 2012, realizada según los votos de los miembros y redactores de Revista Magnolia. No nos lo tengan en cuenta, disfruten de nuestro Top 15 de 2012 y con el video que elaboramos para la ocasión, obra de Gonzalo Ballesteros.

[youtube http://www.youtube.com/watch?v=4AzN7WEGk0E]

 

Escrito por Antonio M. Arenas

Por suerte o por desgracia, seguro que por ambas, los hermanos Farrelly probablemente no sepan hacer otra cosa mejor que intentar hacernos reír, que no es poco pero siempre nos lo parece. Y si a cada película reivindican el gag como manera más inocente y auténtica de entender nuestra existencia y la imagen cinematográfica, con su último film dan un paso más hacia su particular historia de fracasos, actualizando las aventuras de los clásicos The Three Stooges, populares en América desde los años 30 por sus cortometrajes y apariciones en televisión. El resultado es un obra tan ingenua como meditada y radical, que se permite adaptar el slapstick con todas sus consecuencias (caídas, porrazos, efectos sonoros, golpes) para trasladarlas al sano humor escatológico e infantil de su puesta en escena, logrando convertir el film a nuestros ojos en una película de animación total.

Si 2012 será recordado por la camaleónica actuación de Denis Lavant en Holy Motors, no muy distinto mérito tienen el trío de intérpretes que dan vida a estos tres chiflados, peor peinados que el Sr. Merde pero siempre incombustibles y preparados para el siguiente gag. Un gag para el que nosotros y la generación de Jersey Shore no lo estamos tanto. Quizás por ello, concluida la función en tres actos y antes de los créditos, los atractivos y musculados hermanos Farrelly recuerdan a los niños (y a los que un día lo fuimos) que no intenten nada de lo que han visto en casa, desvelando los trucos de sonido, que los martillos eran de plástico y los golpes de mentira. La comedia era esto, nos reímos precisamente por saber que todo es una gran broma, que todo es posible e irreal al mismo tiempo, nos traslada a un lugar seguro en el que nadie, salvo nosotros, puede estarlo. Visto lo visto, los Farrelly tampoco, su mérito seguirá pareciendo idiota, sí, pero también extraordinario.

Crítica

Escrito por Pablo Vigar

Uno de los mayores best-sellers de nuestro tiempo, responsable de iniciar una corriente literaria en Suecia que conjuga los gélidos parajes nórdicos con el género noir. Tras una versión sueca para la televisión reconvertida en trilogía cinematográfica, David Fincher decidió que su mano para el thriller podría funcionar aplicada al texto de Stieg Larsson. No se equivocó. Desde unos angustiosos títulos de crédito hasta un final que supera al escrito, Fincher rueda con la habilidad que se le presupone, acompañándose de una de las bandas sonoras del año, parida por Trent Reznor y Atticus Ross, que ya colaborasen con el director en la sublime La red social (2010). En el apartado actoral, Daniel Craig cumple y Rooney Mara asusta, pero de lo buena que es, acallando las voces de esos hombres que claman no amar a las mujeres.

Crítica

Escrito por Javier Pérez

Los debates sobre si el cine es más arte o más industria perdieron el sentido hace mucho tiempo, y son surrealistas cuando se habla de superproducciones que necesitan recaudar mucho dinero para no ser un fracaso comercial. Jackson y compañía podrían haber hecho una pequeña peliculita infantil y divertida y haberse ceñido al original literario, y habría estado bien. Pero no ha sido así: partiendo de un material más simple, Un viaje inesperado (2012) recurre a otros fragmentos de la bibliografía de Tolkien y a tramas y personajes nuevos para trasladar a la pantalla el eterno conflicto tolkieniano entre bien y mal, poder y ambición, guerra y naturaleza. Y mientras, nos vuelve a deleitar con la perfección técnica de la trilogía anterior y la belleza de la música de Shore. Además, solo la secuencia de los acertijos en las tinieblas vale el precio de la entrada de cine.

Crítica 

Escrito por Gonzalo Ballesteros

Como apuntó acertadamente Pablo Vigar en su crítica de Skyfall, la última entrega del espía británico debe considerarse la película definitoria de James Bond. Esta vez el personaje que ahora interpreta Daniel Craig renace casi literalmente para volver a ser el héroe con clase al que nos tiene acostumbrados. Una película bajo los mandos de Sam Mendes y protagonizada por Daniel Craig y Javier Bardem no podía defraudar; cada uno se encarga de realizar su función como era de esperar, especialmente Bardem que parece destinado a encarnar la figura de villano, si en  No es país para viejos (No country for old men, Joel y Ethan Coen) construyó un malísimo de Oscar, aquí no se queda lejos dando vida a un personaje que casi, casi supera al mejor Bond de todos los tiempos.

Escrito por Antonio M. Arenas

Es muy probable que la película más joven estrenada en 2012, o al menos la que desprende mayor sensación de libertad cinematográfica, esté rodada por un señor de 90 años, todo un maestro, aunque en 2009 tuviera algunos menos. Es un tópico pero no deja de ser cierto, Alain Resnais en Las Malas Hierbas fomenta un redescubrimiento de la imagen y la narrativa, alambicada entre la realidad y un reflejo soñado de esta, vulnerable como la vida misma, o como lo que nos gustaría que fuera. Una historia de humor sin h y amor con ella, en la que no parece haber lugar ni tiempo porque discurren todos por igual. Nunca una bragueta fue mejor usada de Macguffin, una película pudo terminar minutos antes de su final, ni una frase nos hizo sonreír sin haberla entendido como ese Mamá, ¿cuando sea un gato podré comer croquetas? Porque para saber cocinar croquetas hace falta haber hecho muchos caldos por el camino, y en eso, Resnais sin duda tiene experiencia.

Crítica

Escrito por Gonzalo Ballesteros

Un hito en la filmografía del maestro Scorsese, su primera incursión en el 3D resulta ser además una película para todos los públicos. Consigue sacar partido a la técnica estereoscópica, no con trucos ni planos efectistas, sino con una puesta en escena muy cuidada acompañada por un lenguaje audiovisual acorde. Pero la grandeza de Hugo radica en que, pese a las innovaciones tecnológicas, es un canto de amor al cine de los orígenes, al cine de George Méliès. Una correspondencia centenaria donde Méliès escribe en blanco y negro a 16 fotogramas por segundo y Scorsese le responde en 3D a 24 fotogramas. Para enmarcar.

Escrito por Antonio M. Arenas

Love, Bill, that’s all.

Sólo con una frase se entiende y describe la mirada que embarga a Rachel Weisz en la magistral The Deep Blue Sea (2011). Un melodrama romántico ambientado en Londres tras la Segunda Guerra Mundial, pero fotografiado como se revive un recuerdo, el de un amor imposible, tan trágico como inolvidable, que revivimos junto a ella como un sueño del que prefieres no despertar. Más de once años han pasado de la anterior película de Terence Davies, sin contar su documental Of Time and the City (2008), y su regreso supone todo un acontecimiento difícil de olvidar. Con suerte, quizás el largo día acaba y un nuevo futuro se abra tras las ruinas de la guerra, del amar.

Escrito por Gonzalo Ballesteros

Es difícil intentar catalogar una película como Casa de Tolerancia, quizá echando manos de algunos de sus referentes explícitos que van desde François Truffaut hasta, incluso, Stanley Kubrick. También en su temática encontramos multitud de aristas: la mujer, el cambio de siglo, la espera, el deseo… Pero Bertrand Bonello se encarga de llevar una narrativa discontinua, como si él mismo no pudiera controlar las historias que cuenta, las historias –como las chicas- vienen y van pero en ningún momento la película se dispersa o pierde interés. Bonello configura un collage riquísimo con múltiples lecturas de un grupo de mujeres en una gran mansión, donde el placer y el lujo lo invaden todo, dónde parece que el tiempo se detiene y nunca pasa nada, aunque como advierte una de las mujeres “aquí todo cambia, pero lentamente”.

Crítica

Escrito por Pablo Vigar

Sabemos que César debe morir. Le aconsejaron que se guardase de los idus de marzo, día en el que se produjo su caída, pero él desafío su destino. Político, tirano, no dista mucho de él el personaje de Mike Morris, aspirante a ocupar el despacho oval en unas elecciones con las que pretende hacerse con la ayuda de su director de comunicación, fiel voz tras el telón del enorme teatro que es la política. Ryan Gosling, espléndido, hace las veces de este hábil hombre en la sombra, y George Clooney se permite jugar a dos bandas, candidato a la presidencia en el escenario y director del filme entre bambalinas. Un relato de ambiciones que huele a Shakespeare, responsable precisamente de inmortalizar a César para la posteridad. Al término del filme sólo resta levantarse y aplaudir. Que Clooney haya acabado dirigiendo cosas como esta, sencillamente es para otorgarle los mismísimos laureles del César.

Crítica

Escrito por Antonio M. Arenas

New York I love you, but you’re bringing me down.

Aunque no suenen durante la película, no imagino unas notas que se ajusten mejor a los demoledores minutos finales de Shame (2011) que las de LCD Soundsystem. La acción tendrá lugar en Nueva York, pero el tono de McQueen y que el equipo técnico fuera británico ayudan a crear un ambiente de aislamiento a la Gran Manzana. Realmente parece más una película de la nueva ola rumana que americana, al estar repleta de planos secuencia y fijos, hasta de un travelling de cinco minutos en el que Brandon (espléndido Fassbender) sale a correr por la calle como válvula de escape a su realidad. Porque más allá del placer estético de estas decisiones, que también va unido al goce carnal de la vida sexual de su protagonista, lo que nos revela la presencia auténtica de un cineasta tras las cámaras es que todas ellas tienen un sentido y motivación para hacer vibrar la historia, el convulso descenso a los bajos fondos de un hombre que siente vergüenza y culpa de sí mismo, incapaz de amar y de ser amado. Prueba de ello, el fascinante montaje de las set pieces en el metro nos abre la puerta a su lado oscuro, el mismo umbral que Brandon cruza al entrar a un local gay de intercambio, persiguiendo a una chica por el andén o sosteniendo su mirada en el último, áspero y dubitativo plano final del film.

Crítica

Escrito por Antonio M. Arenas

Ninguna película estrenada el año pasado define mejor la sensación de crisis, apocalipsis y colapso a la que hemos sido sometidos en 2012 que el film de Jeff Nichols. El terror en el rostro de Michael Shannon, sus horribles pesadillas y la advertencia de una tormenta que se cierne sobre nosotros son el retrato de una mente (común) perturbada por el miedo. Take Shelter (2011) representa todo lo que nos ha venido encima, sin solución de continuidad ni escapatoria. Tan sólo queda agarrar a vuestros seres queridos. Encuentren refugio hasta que pase la tempestad y llegue la calma. Si llega.

Crítica

Escrito por Pablo Vigar

Un atraco a una partida de póker. Un cazarrecompensas llamado a arreglar el desaguisado. Un matón de leyenda venido a menos. Y un mandamás enchaquetado que dice hablar en nombre de alguien muy poderoso con intereses en ese mundo. Estos elementos, extraídos de la novela de 1974 Cogan’s Trade, sirven al director Andrew Dominik para, en primer lugar, filmar una película sobresaliente, que se apoya en las actuaciones de unos excelsos Brad Pitt, Richard Jenkins y James Gandolfini; y en segundo, para demostrar la absoluta vigencia que mantiene a día de hoy dicha novela. Mucho (y muy bueno) es lo que se ve, pero más (y mejor) lo que se cuenta. Diálogos que suponen la espina dorsal de una historia localizada en la América más profunda, cuya resonancia alcanza todos los rincones del globo. Intercambios actorales que se erigen como fuerza mayor de defensa de una película que, además, recupera al Gandolfini más inspirado de los últimos años, una suerte de Tony Soprano paralelo al que se le hubiera desprovisto de su leal Carmela.

Crítica

Escrito por Antonio M. Arenas

La adaptación de la novela de DeLillo ha decepcionado tanto a los que no les gustó la novela como a los que les encantó, por lo que algo habrá tenido que hacer bien David Cronenberg para ponerlos de acuerdo. Primero, otorgando el papel de protagonista a la actual estrella adolescente, confundiendo a quien se dejara confundir y descubriendo un actor de primera clase en Robert Pattinson. Segundo, dejando que el poder de los diálogos nos adentraran al vacío de la narración y del capitalismo, de la aséptica vida de un joven millonario que hasta entonces no vivía. Tercero, centrando todo su poder visual en un viaje sin retorno en limusina hacia las entrañas de uno mismo, el premeditado suicido del último cineasta que con sus películas quería hacernos sentir vivos. Y aunque tan solo sea por el segundo final que nunca vimos, sin duda lo ha conseguido.

Crítica

Escrito por Gonzalo Ballesteros

Para muchos la mejor película del año, para otros un ejercicio cuestionable o vacuo; pero sin duda el fenómeno cinematográfico de 2012. Multitud de lecturas y debates ha originado el retorno del ostracismo del cineasta maldito Leos Carax. ¿Es Holy Motors la película?, ¿Diez películas en una?, ¿cine dentro del cine o cine sin cine?; ¿dónde están las cámaras? ¿Es sólo por el gesto? ¿Hay alguien mirando? ¿Dónde reside la belleza en el acto o en su observación? Multitud de interrogantes para una película que los expone todos sin contestar ninguno. Es la resurrección del cine, de un nuevo cine y del cine de siempre pero… ¿qué es el cine? Holy Motors es cine.

Crítica

Escrito por Pedro Villena 

Cuando se anunció que Wes Anderson iba a ambientar una película en los años 60 más de uno se imaginó la historia de una grupo paralelo a los Rolling Stones. Algo así como el relato del ascenso y declive de unos músicos que se enfrentan a un éxito que les viene demasiado grande: amor, drogas, cámara lenta… Tenía que ser así, estaba destinado a ello, pero el de Texas puede ser calificado con innumerables adjetivos pero ninguno de ellos es el de predecible. Algunos lo llaman loco, no sin razón, pero si fuese cierto ese desequilibrio, bienvenidas sean sus consecuencias. Una de ellas es la bella historia de amor pre-adolescente que se ha convertido con todas las de la ley en una de las películas del año. Anderson debe de ser el único director capaz de convertir a Edward Norton en un Peter Pan-Boy Scout de pantalones cortos sin que el personaje desentone en algún momento. Es su propio universo, un lienzo que llena cada vez con más soltura, cercanía y (agradecidos debemos estar todos) asiduidad.

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