Piccolo Grande Amore

Corazones rotos y videos de youtube

Quizás para alejarse del tópico aquel del crítico que en realidad esconde un director frustrado, o por reconocer el mérito cooperativo de todo rodaje, especialmente el de uno llevado a cabo en tan solo 24 horas, Jordi Costa habla de creación colectiva al respecto de Piccolo Grande Amore (2013), su aportación a este expansivo y prometedor proyecto llamado #littlesecretfilm. Y no le falta razón, en apenas un día de grabación el trabajo de los intérpretes debe ser tan entregado y preciso, o más, como el del director y cada uno de sus ayudantes, entre los que encontramos a Pedro Temboury (Kárate a muerte en Torremolinos) de director de fotografía. Un aporte trash que nunca de está de más.

Tampoco Jordi Costa es (solo) un crítico al uso, pero si algo le haría cineasta es lo que su primera película tiene de personal y autobiográfica. La historia no deja de hablar de su obsesión por la música italiana, una brujería en la que inmiscuye a tres actrices entregadas a la causa, un misterioso ser llamado Claudio y a una extraña pareja que viendo videos de youtube descifrará el peligroso triángulo del amor de la canción italiana.

Entonces llegó él. Podríamos decir que Don Ignacio es una encarnación del Mostrenco, alter-ego salido de los artículos de Jordi Costa y el lápiz de Dario Adanti, o que su aparición desastrada rompiendo cassettes le hace parecer un entrañable Monsieur Merde sin maquillaje y de andar por casa, pero definitivamente será mejor pensar que tan solo es Ignatius en gabardina y gayumbos, lo que lo hace todavía más genuino y terrorífico. Los diálogos con el niño del que se acompaña en esta aventura son tronchantes, se genera una sincronía entre ellos -casi un aprendizaje mutuo- al que asistimos sin ser conscientes mientras Ignatius suelta frases tan míticas como “en ocasiones veo a Dyango metiéndomela doblada”, viendo un videoclip de Pimpinela como el que encuentra un mensaje del mismísimo anticristo.

Piccolo Grande Amore es una buddy movie de videos de youtube en lugar de policías, de persecuciones con el ratón y no en coche, de brujas que cantan canciones italianas y no son de Eastwick. Porque no hay nada malo en reconocer ser piccolo y no grande, sobre todo cuando detrás se pone tanto amore.

Haz clic para ver Piccolo Grande Amore.

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