Aitor Merino: “Hablar sobre Asier era una tarea complicada, de ahí la necesidad de hacer esta película”

Conversamos con Aitor Merino, que se adentra en profundidad con su película Asier y yo (Asier ETA biok, 2013) en el conflicto vasco, poniendo en juego su propia persona y la de su amigo Asier, que fue noticia al ser detenido poco antes de su estreno. Un film no exento de división de opiniones, pero necesario al ofrecer una regeneradora perspectiva que aviva la vigencia de la relación entre cine y ETA, tendiendo puentes al debate. Mientras tanto, pese a la polémica, cierto rechazo mediático y la negativa por parte de muchos cines a exhibirla, el documental aguanta en Madrid (Artistic Metropol), en Barcelona (Zumzeig) y en Pamplona (Golem Yamaguchi). 

Aitor Merino

¿Cómo surge la idea de hacer Asier Eta Biok?

La idea sale de la mente de Amaia, mi hermana. Ella vive en Ecuador desde hace 20 años, y un día, cuando Asier estaba todavía en prisión, me dijo que llevaba días pensando en hacer una película documental, quizás un cortometraje, sobre Asier. Era una idea muy general. A mí me entró un pequeño calambre por dentro y le dije que me parecía estupendo, pero que si nos metíamos, nos metíamos. A ella le entró otra especie de calambre, y los dos nos quedamos acalambraos (se ríe). Pero bueno, ahí quedó la cosa. Entonces, el día anterior a la liberación de Asier, me llamaron de sopetón y me dijeron que a Asier le liberaban al día siguiente, y que la liberación iba a ser en la frontera de Cataluña con Francia. Intenté que me prestaran una cámara. Nadie podía, así que baje a una tienda, compré una cámara con el dinero que no tenía. Dejé mis planes en Madrid y, sin una idea muy concreta, cogí el tren, fui a la frontera y empecé a grabar.

¿De donde nace ese calambre que mencionabas?

De nuestra necesidad de hablar de Asier y, a través de él, de alguna forma, hablar también del conflicto vasco y de la manera en que nos ha tocado vivirlo a nosotros. En este sentido es muy importante que yo lleve 25 años viviendo en Madrid, y Amaia en Quito. Somos dos vascos que viven fuera, y que nos hemos criado en un ambiente más cercano a la izquierda abertzale, aunque en nuestra familia, como en casi cualquier familia vasca, conviven todo tipo de tendencias ideológicas. Pero lo que hemos percibido al vivir fuera de Euskal Herria es que es muy difícil hablar del conflicto, en especial en Madrid. Y durante todo este tiempo viviendo en Madrid he sentido que tenía que hablar desde una orilla muy lejana. Y esta sensación de lejanía se acrecentó cuando Asier, mi amigo de la infancia, se integró en ETA en 2002. A partir de ese momento el conflicto pasó a tocarme de una forma mucho más personal. Hablar sobre Asier era una tarea harto complicada y de ahí la necesidad de hacer esta película.

La primera mitad de la película funciona un poco como recreación de lo que llevó a esa idea. En esa recreación se utiliza un tono pretendidamente naif y usando el sentido del humor. ¿Es para quitar hierro a un asunto espinoso?

No, no es para quitarle hierro. No se le puede quitar hierro a un asunto que tiene hierro, sangre y plomo. Cuando vimos el material en bruto, Amaia y yo nos dimos cuenta de que una sucesión cronológica de los hechos carecía de un punto de vista. En principio queríamos que la película se narrase a sí misma, sin la necesidad de intervenir de manera directa. Pero en diferentes visionados con amigos nos dimos cuenta de varias cosas importantes. Una que no se entendía el grado de amistad que había entre Asier y yo. Había que darle valor al vínculo amistoso, más teniendo en cuenta que la amistad es un tema universal, y era por ahí por donde teníamos que enganchar al espectador para que comprendiera que, pese a las diferencias ideológicas, Asier y yo somos amigos, como lo soy de otros amigos con los que también mantengo unas grandes diferencias. Esto era absolutamente necesario para que al película cobrara fuerza. Después, al no haber un punto de vista había una especie de connivencia implícita hacia el camino que ha llevado Asier, y algunos amigos me advirtieron que había una actitud de demasiada comprensión por mi parte hacia el uso de la violencia.

En ese momento nos dimos cuenta de que el personaje principal no era Asier, sino yo, y la película pasó de ser una película sobre Asier a ser Asier y yo, desde el punto de vista subjetivo mío. También nos dimos cuenta de que el personaje conflictuado de esta historia era yo, y que el único vehículo para tender un puente entre Asier y mis amigos de Madrid, que a su vez son el pretexto argumental para dirigirnos al público, era también yo. Porque también teníamos como intención hablarle a las personas que no piensan como nosotros o que no tienen la misma percepción del conflicto que tenemos nosotros. Pero no con el ánimo de convencer, sino de mostrar. De exponer unos sentimientos, unas vivencias, de manera que el espectador saque sus propias conclusiones.

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¿Es al introducirte en la película cuando surge el humor?

Surgió de manera espontánea. Es verdad que yo soy actor (se ríe) y cuando y cuando me pongo una cámara delante me da por hacer el… (mas risas). Hay una parte en la que hacemos una recreación de una detención por error contra mi, que me confundieron con un presunto etarra. Me detuvieron, me golpearon, recibí malos tratos, ocurrieron una serie de despropósitos, que también me hicieron acercarme más a Asier. Me di cuenta de que cuando él me decía que ya no me enteraba de las cosas que de verdad pasaban en Euskal Herria podía tener razón. En cualquier caso, para recrear esto Amaia me dijo, “Aitor, coge la cámara y venga, cuéntalo a tu manera”. Y claro, la manera en la que yo cuento las cosas puede resultar graciosa. A otros no les hace ni puñetera gracia. Hay gente que ha criticado también el sentido del humor en la película.

¿Cuánto hay en Asier ETA Biok de exorcismo personal?

No es tanto exorcismo como necesidad de compartir nuestra visión con otra gente cuya opinión sobre el conflicto es lejana. Lejana pero no imparcial. Lo queramos aceptar o no, la visión del conflicto en Madrid es resultado de lo que informan los medios de comunicación, y esta visión que llega es sesgada.

Pero ¿cuanto ha habido de reflexión personal sobre elementos del conflicto que creías que en tu cabeza estaban claros pero no lo estaban tanto?

Mucho, mucho, en ese sentido muchísimo. Ha sido un viaje, para Amaia y para mi, y para Ainhoa Andraka, la productora de Doxa Producciones. Nos ha hecho preguntarnos muchas más cosas. También hemos encontrado algunas respuestas personales. Pero se han abierto muchos más capítulos de los que se han cerrado. Y de hecho la película deja más preguntas que respuestas. Sabemos que para muchos espectadores esto puede resultar frustrante. Pero también creemos que es mucho más honesto habitar en la duda que ofrecer respuestas fáciles ante temas complejos.

Aitor Merino

En la cena de nochevieja se muestra una secuencia de apariencia cotidiana en la que Asier y su madre discuten sobre el uso de la violencia y tu admites haber provocado esa discusión. 

Bueno, lo primero, me auto-invité a cenar en nochevieja en su casa. Fue una idea que tuve en una noche de desvelo. Era la primera nochevieja que Asier iba a pasar desde que salió de la cárcel, después de 8 años. Y pensé que sería interesante porque también quería hablar con la madre de Asier. Por un lado le quería preguntar por qué había nacido en Venezuela, porque fue en el exilio de su padre, que tuvo que irse con varias penas de muerte por ser un gudari, es decir, un soldado vasco. Y al mismo tiempo se que la madre de Asier no aprueba la militancia en ETA de su hijo ni el empleo de la violencia. Así que después de hablar de temas de su padre le lancé la pregunta de cómo había vivido el tema de la militancia de su hijo en ETA. Yo creía que esto daría pie a una conversación sosegada, que llegarían a un acuerdo y que podía ser agradable de ver para mis amigos de Madrid, pero tuvieron una discusión en toda regla y es de los momentos que más dan que hablar en la película. También pude mostrar a la gente una discusión que se da en muchas familias vascas.

Esa secuencia es la que da la clave de que la película utiliza el tema de ETA como excusa para hablar de los límites de la amistad y el afecto. Es decir, su madre rechaza en plano el uso de la violencia pero le sigue tratando como a un hijo al que adora a pesar de su militancia en ETA. ¿Es una manera de contar tu propia historia en tercera persona?

Si, porque la película habla del afecto en contraposición a las diferencias ideológicas. En el caso de la madre, más claro imposible. El amor incondicional de una madre se ve reflejado. Ella adora a Asier a pesar de que reprueba el camino que ha seguido. En mi caso también. Es uno de los temas de la película. Funciona como reflejo de mi propia situación, pero luego abordo directamente mi propio conflicto.

¿Dónde están los límites de la amistad?

No lo puedo decir con toda claridad. Pero para mi la amistad se basa sobretodo en la lealtad, y en la forma en que se expresa el afecto. En actos, no en palabras. En hechos. Y Asier me ha demostrado y me sigue demostrando que es un grandísimo amigo. Y para mi eso es lo importante. ¿El limite? Bueno, tal y como digo en la película, si el hubiese matado con sus propias manos creo que para mi no sería lo mismo. Pero tampoco estoy seguro.

En la película dejas la duda. ¿Aun sigues con la misma duda?

Si, claro. Pero es una duda que se extiende a todos mis amigos y a mi mismo. Lo que no voy es pidiendo el carnet de moralidad adecuada. Me da igual si una amigo milita en un partido que ha apoyado determinadas guerras que me parecen una aberración. Lo que me importa es lo que me de la persona. Es decir, está ahí, pero valoro más otras cosas. La violencia es una barrera, y la detesto profundamente. La violencia de ETA no la puedo aprobar ni ética ni estratégicamente, sobretodo éticamente. Pero a veces también Amaia y yo tenemos esa pregunta, ¿No? La violencia a veces parece inevitable. Y cómo se hace una revolución. ¿Se puede hacer sólo a base de claveles?

¿Cuáles son los límites de lo que se puede contar en una película?

Bueno, por un lado hay límites legales. Hemos tenido cuidado de que nadie que aparezca en la película incurra en ningún delito, ni de enaltecimiento del terrorismo ni de injurias a la corona. En el momento de la bienvenida a Asier hay “vivas a ETA”, y hemos tapado las caras de las personas que lo dicen. Y por otro lado una amiga nuestra que… (se ríe) … que se caga en cierta… en cierto asesino de elefantes (mas risas).

¿Y a nivel moral?

Pues yo creo que los límites son los que le ponga cada uno. Yo creo que el arte no debe poner límites salvo los que uno mismo decida poner.

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Una secuencia controvertida es aquella en que la abuela de Asier se pone a cantar la canción en el hospital. ¿Cómo surge?

Bueno, es la tía abuela. Ahí es el propio Asier el que le pide que la cante. Es una canción de la época de la guerra civil, en concreto de los batallones vascos, y llega a decir literalmente que corra la sangre hispana. Que corra la sangre hispana para protegernos, o algo así, del yugo franco-español. Este conflicto hunde sus raíces en la historia y,a través de esa canción tan significativa, uno entiende también, o por lo menos, se sugiere, que es un conflicto que viene de hace tiempo.

La otra secuencia controvertida es el mitin al llegar Asier a Pamplona, donde aparentemente tu descubres el nivel de ortodoxia de Asier y te sorprendes. ¿Fue realmente tan sorprendente para ti? ¿Qué sentiste? ¿Cambio el rumbo del documental en ese momento?

Bueno, cuando fui a visitar a Asier a la cárcel yo ya sabía que él no renegaba de su pertenencia a ETA. Pero sobretodo fue mi hermana la que sorprendió al ver el recibimiento. Al analizar esas imágenes claro que nos dimos cuenta de que era necesario intervenir después de ese momento, porque la sensación que nos produjo era de cierto rechazo a toda la liturgia patriótica, a la exaltación de lo propio. Y luego el discurso de Asier me pareció un tanto ortodoxo y sentimos que teníamos que expresar eso al espectador porque si no el espectador se nos podía ir.

¿Cuál es tu relación con Asier ahora mismo?

Pues ahora mismo es por carta y espero en dos semanas poder ir a visitarle. La relación sigue siendo estupenda. La película para Asier es un marronazo y ha sido increíblemente generoso, porque no se ha inmiscuido en el proceso y nos ha dado total libertad para hacer valoraciones sobre su persona o su militancia. Hemos pasado momentos de muchísima tensión, pero nos ha servido para conocernos mejor y al final ha servido para afianzar nuestra amistad.

¿Qué le ha parecido a él el documental?

Él, obviamente, no puede ser un espectador más, un poco como yo pero en su caso aun más. Al fin y al cabo en la película se refleja lo que Amaia y yo hemos decidido que se refleje. Pero él no ha tenido la batuta, entonces para él ver la película es un ejercicio duro. Pero, aparte de por amistad, ha aceptado aparecer en ella y que sea tal y como es, porque entiende que aporta algo en favor de la resolución de conflicto.

¿Y a tu gente en Madrid a la que mencionas en el documental varias veces? ¿Ha servido para que te comprendan mejor?

Bueno, yo creo que algo así. Aunque cada amigo es un mundo y han habido reacciones de todo tipo.  A algunos Asier les parece una persona desagradable, otros lo ven como alguien tremendamente generoso y coherente respecto a sus ideales. Pero en general lo que se ha producido con mis amigos es un debate, y eso es lo que queríamos.

Lo que queríais de cara a tus amigos y de cara al público.

Claro, es que lo que queremos también con la película es que las personas que la vean se pregunten si la idea que tienen del conflicto es una visión total o es una visión sesgada. Que se pregunten si no se les ha hurtado una parte de la realidad vasca.

Aitor Merino

¿Crees que afectará a tu trabajo haber rodado esta película?

No tengo ni idea. No soy un actor tan conocido como otros amigos y compañeros que han expuesto públicamente su posición ideológica y han pagado un precio por ello. Pero vamos, quienes no me quieran ofrecer trabajo por haber hecho esta película son gente con la que no me interesa trabajar. Y me imagino que me abrirá otras puertas.

¿Tienes intención de continuar esta historia o retomarla en algún momento?

Podría ocurrir perfectamente, porque un tema que no me gustaría pasar por alto es que Asier está en la cárcel, y el tema está muy lejos de resolverse. Por más que ETA haya abandonado la estrategia armada y haya mostrado predisposición a entregar las armas, y supongo en un futuro a disolverse, el conflicto político está muy lejos de terminar. Aunque también, si a Asier le digo que va a haber una segunda parte (se ríe) no sé que hace. Me estrangula. Pero sí que es verdad que, teniendo en cuenta que está preso por su labor como interlocutor entre el colectivo de presos, el EPPK, y distintos organismos sociales y políticos, con el objetivo de que los presos se acojan a la legalidad penitenciaria española, y teniendo en cuenta que hay más de medio millar de presos por diferentes cárceles del estado español y francés, y teniendo en cuenta que hay una cantidad desconocida pero muy grande de refugiados, huidos de la justicia, y que hay un conflicto político que tiene que ver con el derecho a decidir y que aun no está resuelto. Teniendo en cuenta también, que hay mucha gente que está en la cárcel por motivos estrictamente políticos y no por pertenencia a ETA, aunque el juez lo haya determinado así, como Arnaldo Otegui y muchos otros más, entre ellos muchos jóvenes, pues desde luego esta historia continua, por desgracia, pero esta idea continua.

Lo que sí hemos hablado Amaia y yo, es que, si bien seguimos apostando por la reconciliación al cien por cien, creemos en la concordia como un ideal, hemos llegado a especular que si hacemos otra película sobre el conflicto vasco, lo que haríamos sería pegarle un bofetón al espectador español, vomitar auténtica bilis. En esta película hemos tenido cuidado y hemos querido hacerla de manera amable. Pero la realidad es que nos corroe la rabia, no el odio, la rabia y la frustración, y que si dijéramos lo que pensamos y sentimos una segunda película sería muy distinta, y mucho menos amable.

¿Hasta que punto erais conscientes del revuelo que podía causar Asier eta Biok? ¿Ha cumplido vuestras expectativas?

Ni por asomo pensamos que iba a tener tanta repercusión, ni que la fueran a ver tantos espectadores. Ni todas las cosas que han ido ocurriendo. Pero no ha habido un excesivo revuelo. Nos ha sorprendido gratamente que no se haya atacado a la película, sobretodo que quienes la han visto han hablado de ella con respeto. Hubo un medio de comunicación de derechas, que nos dedicaron portada en el festival de San Sebastián, un maravilloso medio de comunicación… [Aitor habla con ironía del artículo de La Razón cuyo titular decía: “Los «amigos» de ETA se cuelan en el Festival de San Sebastián”], y amenazas de la A.V.T. (asociación Víctimas del Terrorismo), pero los periodistas de ese medio que han visto la película nos han tratado con mucho respeto. Han sido más los editoriales y eso. Pero al final fue un hecho anecdótico. En general los medios nos han tratado muy bien.

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¿Cómo está funcionando la película?

En Hego Euskal Herria, es decir, País Vasco y Navarra, la película ha sido un exitazo increíble. Miles de personas la han visto. También en Cataluña la ha visto mucha gente. En Madrid solamente un cine ha querido ponerla, el Artistic Metropol. En conjunto ya hemos tenido más de 25.000 espectadores en España, y estamos contentos, pero la película estaba hecha más pensada para que se viese fuera de Euskal Herria, y nos hemos encontrado que los exhibidores no han querido ponerla en sus cines, así que sí hay un poco de frustración.

¿Crees que la detención de Asier en enero fue una de las razones por las que se negaron?

Creemos que si. La semana anterior al estreno fue detenido, y esa misma semana fue encarcelado. Es decir, estuvo varios días a disposición judicial, podía haber salido en libertad con cargos, con fianza, pero se decretó prisión incondicional para él y para el resto de los detenidos en la operación. Por un lado el encarcelamiento de Asier ha hecho que la película tenga más repercusión en los medios, pero tenemos constancia de que es una de las razones que echaron para atrás a algunos exhibidores.

¿Crees que la propia película pueda ser un paso más hacia ese diálogo que todavía en España parece difícil? ¿Crees que se podrá dar ese diálogo sin maniqueísmos ni revanchas?

Si, claro, poderse se puede. Dialogar es una decisión personal. A ver, creemos que la película es un granito de arena, ojala el cine tuviese el poder de transformar una sociedad (se ríe). Pero la responsabilidad está fundamentalmente en los ciudadanos y en los políticos que tenemos, que son consecuencia de lo que les dejamos hacer. Sí creo que hace falta un debate en profundidad sobre esta cuestión, como sobre otras tantas.

¿Crees que el nacionalismo vasco va a poder tener de manera normalizada un reflejo en la política fuera de las armas?

Hombre, es una realidad. Ahora mismo todos los partidos políticos vascos están dentro del juego de este autodenominado estado de derecho y su ley de partidos. Lo que pasa es que bueno, con este gobierno nunca se sabe cual puede ser el detonante para nuevas ilegalizaciones. Pero creo que ahora las cosas están tan mal que sólo puede ir a mejor. La violencia está todavía demasiado cercana y eso tiene sus consecuencias, aunque también creo que el problema de fondo en realidad es lo de siempre, la posible partición de España. Creo que es cuestión de tiempo que las cosas se normalicen en ese sentido. Pero… (resopla) no lo sé.

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Fotografías: Patricia Vioque Díaz

1 Comment

  • En España nos quieren a los vascos como súbditos, pero nos censuran los diálogos. Nos prefieren mudos y sumissos

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