Miel (Miele)

Cine que rompe barreras

Con la repercusión que el pasado año alcanzó La Herida (Fernando Franco, 2013), fuimos testigos de que podía existir un equilibrio entre concienciación social y pretensiones cinematográficas, donde la forma y el fondo se diesen la mano, complementándose en todo momento y sin necesidad de que ninguno de los elementos acabase siendo un mero complemento para el otro. Valeria Golino adapta esta fórmula con precisión en una película que es tan osada no sólo por el tema que plantea (la eutanasia y sus restricciones), sino porque la directora lo hace en una ópera prima bastante más agridulce de lo que se podría intuir de su título.

Miel (Miele)

Miel (Miele, 2013) es el sobrenombre del personaje que interpreta Jasmine Trinca, una profesional de la aplicación de la muerte digna por encargo. Como ya hiciese Marian Álvarez en la película de Fernando Franco (afectada por un trastorno de personalidad), Trinca es el eje entorno al que gira todo el debate, solo que ella debe enfrentarse al problema desde una perspectiva tanto moral como económica.

La película deja de lado todo el sentimentalismo que se podría explotar en los procedimientos que lleva a cabo la protagonista, obligada por un código no escrito de sus actividades a acompañar a los familiares de las personas que han decidido poner final a su sufrimiento. Son esas escenas las más inspiradas por su sobriedad, la música que las acompaña, y sobre todo su estudiada organización, donde Miel se encuentra presente pero a la vez lejos del drama, como intentando protegerse emocionalmente y poder así conservar la entereza que necesita para seguir con su labor.

Esa distancia acaba desapareciendo para ella; uno o dos metros que eran el símbolo de un debate que ella misma no quería plantearse, pero que a la vez estaba obligada a hacerlo tarde o temprano. Son cuestiones tan vitales como los límites de su trabajo. ¿Está más enfermo el que sufre un mal físico o psicológico? ¿Hay que hacer méritos para poder acabar con todo? ¿Cuál es la vara de medir?

Miel (Miele)

De esta forma Golino nos obliga también a pensar sobre el hecho, sin aleccionar en ningún momento, planteando las bases con imágenes y ofreciendo además una historia de calidad para acompañarlo: una hipnótica fotografía, situaciones veraces y sobre todo unas interpretaciones entre las que destaca la de Jasmine Trinca.

En una de sus rutinas de trabajo, Miel tiene que visitar al enfermo y preguntarle varias veces si está seguro de seguir con el procedimiento. La hermana de uno de los afectados le dice antes de marcharse de la casa lo que muchos pensamos viendo la vida que está obligada a llevar: “Vaya trabajo de mierda que tienes”. La cuestión detrás de tan inspirada reflexión es: ¿Tiene alguien que hacerlo?

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