Festival de Locarno 2014 (VII): Nuits blanches sur la jetée (Paul Vecchiali), Los enemigos del dolor (Arauco Hernández), Parole de kamikaze (Masa Sawada), Songs From The North (Soon-mi Yoo)

Arrivederci Locarno, benvenuto Lav Díaz

Casi sin darnos cuenta, la 67º edición del Festival de Locarno ha llegado a su fin con un magnífico palmarés difícilmente cuestionable. El Leopardo de Oro para el filipino Lav Díaz supone el obligado reconocimiento a un comprometido artista que durante años ha llevado su visión del cine a cruzar dimensiones temporales, las de la memoria de su país en este caso, como las de la longitud convencional de todo film. Las más de cinco horas y media de duración de Mula sa Kung Ano ang Noon (From What Is Before), lejos de ser una rara excentricidad, constatan su maestría en el control del tiempo y el espacio narrativos. Bien es cierto que tampoco habría mucha discusión si Lav Díaz intercambiara el galardón de mejor director con Pedro Costa, eran los dos grandes nombres del festival y lejos de decepcionar han demostrado seguir siendo una referencia.

Pero con el palmarés recién salido del horno, aún tenemos tiempo de volver a varias de las películas premiadas y las secciones oficiales a concurso, entre ellas una dulce adaptación de Noches blancas a cargo del longevo director francés Paul Vecchiali, el noir ochentero uruguayo de inmejorable título Los enemigos del dolor (Arauco Hernández) y el intimista drama surcoreano Gyeongju (Zhang Lu), además de recuperar la ganadora del premio a la mejor ópera prima y la mención especial, Songs From The North (Soon-mi Yoo) y  Parole de kamikaze (Masa Sawada) respectivamente.

Nuits blanches sur la jetée (Paul Vecchiali)

Nuits blanches sur la jetée (Paul Vecchiali) – Concorso internazionale

Ya en la recta final del Festival, completamente trajeado de blanco, a sus 84 años hizo acto de presencia el cineasta francés Paul Vecchiali para darnos un vuelco al corazón y regalarnos una hermosa y libre adaptación de Noches blancas. Hablamos de una las obras de Fiódor Dostoyevski por las que el cine más ha quedado fascinado, desde Visconti de forma literal hasta James Gray de forma transversal, y a la que Vecchiali se aproxima con una puesta en escena minimalista que no renuncia a reinterpretar el texto de manera moderna (el propio Dostoyevski forma parte de los diálogos) como a la vez conservándolo profundamente clásico en su esencia, como si el hecho mismo de filmarlo en el fondo se tratara de una antigüedad.

Reduciendo la puesta en escena a las largas conversaciones nocturnas de sus enamorados protagonistas en el puerto -no debe haber más de tres docenas de planos en toda la película-, Vecchiali aleja el texto original prácticamente de todo contexto hasta llevarlo a lo abstracto. La interpretación de sus dos jóvenes actores, que en sus diálogos naturalizan lo teatralizado, juega al despiste y modifica sus reglas al ritmo de los descuidos del amor. Su momento más inspirado, una magistral secuencia musical de danza que sintetiza con dulzura todo el contenido de la película, llevándose los aplausos de la prensa, momento cumbre de una adaptación inusual y por sus circunstancias difícil de superar, tan bella y cruel como el material de partida, pero a su desenlace profundamente evocadora.

Los enemigos del dolor (Arauco Hernández)

Los enemigos del dolor (Arauco Hernández) – Cineasti del presente

Dirigida con una rudeza y tosquedad que nos retrotraen el aroma del thriller de los setenta y ochenta, no nos encontramos precisamente ante un revival adherido a modas o estéticas pasajeras, Los enemigos del dolor (Arauco Hernández) tiene la capacidad de deslizar la historia de un alemán, sin rumbo ni idea de español, perdido en una Montevideo nocturna y desvalijada en los ochenta, hasta convertirla en una auténtica y emocionante pieza de género noir. La banda sonora repleta de sintetizadores hace el resto, las composiciones de Maximiliano Silveira y Manuel Rillacarga cargan el ambiente y no pueden hacer sino que recordarnos al cine de John Carpenter. También por su ética, presentando a un grupo de desheredados de la sociedad que luchan por los últimos nobles rastros de  justicia, moral y compañerismo que restan por las calles.

El protagonista alemán no es Snake Plissken, aunque Montevideo resulte una ciudad tan extraña y post-apocalíptica como lo eran Nueva York y Los Ángeles, pero más allá de sus influencias, la singularidad del film no deja de quedar demostrada con un magistral uso de los fundidos, un recurso habitualmente temido del que Arauco Hernández extrae detalles sensibles y reveladores con los que señala que más allá de conocer y explotar los mejores resortes del género, tiene el talento de llevarlos a otros terrenos con sensibilidad en el trazo de sus personajes.

Parole di kamikaze (Masa Sawada) - Mención especial opera prima

Parole de kamikaze (Masa Sawada) – Mención especial opera prima

Realizada con honorable sencillez por medio de diversas conversaciones que mantiene el cineasta francés Bertrand Bonello con Hayashi Fujio, Parole de kamikaze (Masa Sawada) podría verse como un anexo histórico necesario a El viento se levanta (Hayao Miyazaki), ya que rememora desde la experiencia personal del entrevistado las acciones kamikazes de la aviación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, entra ellas las del propio caza Zero del film de Miyazaki.

Atendiendo a las vivencias de uno de los pocos voluntarios dispuestos a morir que sobrevivieron y sin recursos de archivo, a excepción de una fotografía del escuadrón de combate del que era miembro Hayashi Fujio, el film de Sawada permite que en largos planos fijos los recuerdos y las impresiones de Hayashi le asalten mientras titubea, duda y cada palabra se le escape con un lamento, recordando con detalle tanto las maniobras como el gesto de su padre cuando le vio regresar con vida. Hablamos un film breve, de apenas una hora de duración, pero que se aproxima con una distancia tan cercana como respetuosa a un ser marcado por las circunstancias, cuyas palabras son su testamento y su mirada aún refleja el horror de la batalla y la pérdida de sus compañeros, a los que cada día recuerda con infinita solemnidad, como si una parte de él también se hubiera marchado con ellos.

Gyeongju (Zhang Lu) Concorso internazionale - Songs From The North (Soon-mi Yoo) Cineasti del presente

Gyeongju (Zhang Lu) Concorso internazionale – Songs From The North (Soon-mi Yoo) Cineasti del presente

Avanzado el transcurso de Gyeongju (Zhang Lu), la delicada película surcoreana fue la última en proyectarse dentro de la sección a concurso, se produce una conversación entre dos investigadores de estudios asiáticos al respecto del futuro de Corea del Norte. El protagonista (álter ego del director), un joven coreano que vive en China y es profesor en la Universidad de Pekín, experto en el tema, responde lacónicamente que la dictadura norcoreana durará otro siglo, a lo que recibe la indignante respuesta de su compañero, que no puede creerle y le desprecia solo por pensarlo. Esa tristeza y desarraigo inundan la visión de dos filmes completamente distintos en su forma, pero en los que surge cierta simbiosis al estar marcados por la cuestión identitaria entre China y las dos Coreas. El propio Zhang Lu, veterano cineasta chino de ascendencia coreana, ha hecho de ello la temática de su filmografía, presentando en esta ocasión una película melancólica, repleta de silencios, misterios y soledad, de visión poco esperanzadora sobre el futuro en común del Asia Oriental ni de sus personajes.

En base a un material de archivo de incalculable valor y documentos personales de vídeo grabados en los respectivos viajes de su directora, Songs From The North (Soon-mi Yoo) decepcionará a quien busque un film que explote de manera crítica o paródica la conflictiva realidad de Corea del Norte. No se trata de ello en absoluto, es un ejercicio de cine privado, movido por el dolor de una cineasta por ver a un país irreconocible convertido en la fantasía megalomaníaca de sus mandatarios. El galardón a la mejor ópera prima reconoce el cuidadoso trabajo seleccionando el material de archivo, desde secuencias de películas cuyo guión venía firmado por el mismísimo líder Kim Il Sung, hasta actos teatrales en los que los niños reconocen al dictador como su padre. Pero no en vano, la importancia del film reside en su riguroso prisma, capaz también de preguntarse con valentía qué habría sido de las dos Coreas sin la intervención militar de los Estados Unidos. Una oportunidad única de vislumbrar Corea del Norte más allá de la propaganda o del periodismo interesado, desde los ojos del audiovisual y la historia de un país que no tiene, perpetuado a base de leyendas.

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