FANCINE 2014 (II): It Follows (David Robert Mitchell), Tusk (Kevin Smith), The Guest (Adam Wingard)

Segunda crónica de un Fancine que cada edición coincide en programar algunas de las propuestas más estimulantes vistas en el Festival de Sitges, entre las que este año se encuentran The Guest, Tusk o It Follows, recibidas con división de opiniones en nuestras páginas.

Goal of the Dead

Goal of the Dead  (Benjamin Rocher, Thierry Poiraud)

Compitiendo duramente con la jornada de liga en primera, fuimos al Fancine sin poder dejar de lado el tema futbolístico. Cuenta Jaume Balagueró que uno de los posibles escenarios que barajaron para la última parte de esa estimable saga de terror patrio que es [·REC] había sido el Camp Nou, para más inri. Que casi simultáneamente en el tiempo aparezca Goal of the Dead -precisamente algo parecido ocurrió con la primera [·REC]Diary of the Dead de George A. Romero- ha de ser visto como una convergencia de ideas que en estos tiempos de omnipresencia de los no muertos en nuestras vidas buscan nuevos caminos hacia los que expandir sus horizontes.

Por desgracia, la película de Benjamin Rocher y Thierry Poiraud parece destinada a prolongar la poco productiva estela de aleación entre fútbol y cine. Su partición en dos mitades, cada una de ellas dirigida por un realizador, no invita al sentimiento de euforia que debería ocasionar el furor del balompié mezclado con la sana furia de aniquilar zombis. El clímax llega en forma de prórroga, y es bienvenido, pero lo hace tras dos tiempos con demasiadas ocasiones desaprovechadas.

THE GUEST

The Guest (Adam Wingard)

La jornada del domingo comenzó con The Guest, que pareció dejar satisfechos a muchos de los espectadores de la Sala 1 del cine Álbeniz. Sorprende poderosamente cómo las tendencias nostálgicas de la tan manoseada década de los ochenta aplicadas al cine de genero pueden hacerlo tan permeable a toda crítica objetiva. Bajo el amparo del homenaje al cine de una generación y con una lista de recursos de sobra conocidos (entre ellos esos sintetizadores que se utilizan ya sin medida), se construyen historias simplistas que hacen desmerecer a los cineastas a los que pretenden homenajear, como si en el cine de acción de esa década campasen a sus anchas las tramas absurdas e ilógicas y todo se arreglase nombrando a John Carpenter.

El punto de partida (un marine que vuelve a casa de un compañero asesinado en Oriente Medio para ayudar a su familia con todos sus problemas) era bastante prometedor, pero el conjunto termina por desmoronarse al no encontrar un equilibrio entre  lo que cuenta Adam Wingard, y lo que realmente quiere conseguir con ello. El parecido del protagonista a Ryan Gosling ha llevado a más de uno a hablar de Drive, pero nada más lejos de la realidad si no se toma todo el asunto desde un prisma meramente paródico.

TUSK

Tusk (Kevin Smith)

Fuera de la sección oficial tuvimos la oportunidad de ver Tusk, el nuevo trabajo de Kevin Smith. Hace ya hace tres ediciones, y probablemente en la misma sala, pudimos ver Red State, auténtico salto al vacío auto-distribuido de un cineasta que contaba en su filmografía con varios títulos de culto rodados en los años noventa. Afianzado ahora en su condición de outsider, Smith no tiene reparos en mezclar secuencias y personajes manifiestamente cómicos con situaciones y temáticas que generalmente hacen al espectador medio revolverse en su butaca. No es para menos con lo que cuenta en Tusk, una historia en la que el karma recae sobre un locutor de podcasts que gana fama y dinero entrevistando (con poca ética) a fenómenos de Internet. Las grandes interpretaciones (sobre todo la excéntrica de Michael Parks, que repite con Smith tras Red State) dan aún más consistencia a una arriesgadísima mezcla de géneros que sorprenderá y pondrá a prueba el estómago de más de uno.

It Follows

It Follows (David Robert Mitchell)

Directamente desde Sitges, donde tuvo una buena acogida, la jornada de ayer se cerró con It Follows. Lo que más sorprende de la propuesta es su estilo visual, más cercano al cine independiente que a títulos de terror de multisalas, y su capacidad para potenciar el plano como marco de enfoque del horror. Exceptuando ciertos altibajos en el volumen, la cinta soslaya en su mayor parte los parámetros a los que el género nos ha (mal)acostumbrado y se labra su propio camino, uno deudor, aunque lejanamente, de las pesadillas de un grupo de jóvenes en aquella Elm Street.

Aquí el grupo reaparece como fuerza de embiste contra lo oculto, sin llegar sus miembros en ningún momento a ocupar puestos predefinidos dentro del mismo. La simplicidad de la amenaza sólo hace aumentar el terror hacia ella, jugando, como hace toda la película, con una convención más del género, en este caso el acto sexual como vía de propagación y a la vez de protección ante la misma. La absoluta falta de prejuicios y la clarividencia ante lo que quiere contar hacen de David Robert Mitchell un director cuya carrera seguiremos con gran interés, y de esta It Follows una reducción del miedo servida con una pericia digna de los mejores títulos del género.

Pablo Vigar y Pedro Villena

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