El estreno del último film de los hermanos Coen, A propósito de Llewyn Davis, nos ofrece la oportunidad de brindarles una calurosa acogida. Para ello, además del análisis de su filmografía, proponemos tres aproximaciones a su cine probablemente poco ortodoxas pero igualmente enriquecedoras: Su mirada al lejano oeste y la narrativa americana clásica, los ecos existentes de la tragedia griega en sus historias y su interpretación personal del género musical
Si comprendemos el estudio del cine de los hermanos Coen como una Odisea a través de los géneros norteamericanos clásicos, a priori el musical no aparecería entre sus principales fuentes de inspiración ni reconstrucción, pero al prestar atención, resulta todo un placer observar cómo algunas de sus películas cobran forma y son narradas con plena personalidad a través de la música
Hay pocas sensaciones tan temibles como el frío. El frío activa cada uno de los depresores físicos y creativos en un ejercicio de sinestesia involuntaria y desapacible. El frío se vuelve gelatinoso y áspero. El frío aprieta los dientes, es blanco y azul, es seco y amargo, es entumecido y sordo. El frío se convierte en miedo
A propósito de Llewyn Davis es una maravillosa oda al fracaso que devuelve a nuestras pantallas la gélida calidez de la música folk norteamericana. Y a unos hermanos Coen en estado de gracia que buscan la esencia musical neoyorquina de los sesenta, persiguiendo Ítaca